Crnel. Nicolàs Infante Díaz
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Palenqueños Natalicio de Nicolás Infante Diaz |
Nació en Palenque cuando esa
población aún formaba parte de la
Provincia del Guayas, el 4 de Septiembre de 1.847, hijo
legítimo de Nicolás Infante Bustamante y de
María de la Trinidad Díaz, naturales de Guayaquil y
Portoviejo, respectivamente.
De nueve años perdió a su padre, propietario de
la Hacienda "Soledad" en Palenque y durante unos festejos
religiosos en esa población una camareta explotó
muy cerca lesionándole el muslo derecho. Para atender las
curaciones Dña. Trinidad viajó a Guayaquil con el
resto de la
familia.
En 1.859 ingresó a la
escuela del
maestro chileno Sr. Chica, desterrado por liberal. De inmediato
surgió una gran
amistad entre
ambos, Chica le trasmitió sus ideas revolucionarias y
Nicolás estudió "Los
Derechos del
Hombre y del
Ciudadano",
leyó "La
Historia de la
Revolución
Francesa" y admiró a sus realizadores. La influencia
de este preceptor fue tan grande que modificó la
existencia del alumno, naciéndolo rebelde y liberal.
En 1.867 trabajó en un
almacén de
conservas y abarrotes, practicando el
comercio, como
era costumbre. En 1.869 García Moreno dio el golpe
revolucionario que acabó con el
gobierno del Dr.
Javier Espinoza. El 19 de Marzo el Gen. José de
Veintemilla protestó contra este abuso, se
insurreccionó en Guayaquil y tomó el Cuartel de
Artillería.
Infante solo tenía 22 años pero al conocer la
revolución
cerró el almacén y condujo a los dependientes a las
inmediaciones del cuartel en apoyo a Veintemilla. Pocas horas
después se inició lü reacción y fueron
cercados por las fuerzas leales al garcianismo. Veintemilla fue
asesinado y los suyos se desbandaron, pero Infante y otros
más resistieron hasta el final, parapetados en una
esquina, frente al cuartel, donde habían colocado un
cañón. ¡Ríndanse! les gritaron
¡Vencidos pero jamás rendidos! fue la respuesta.
Hecho prisionero, logró salvar la vida por su corta edad y
porque la buena de su madre depositó una fianza de diez
mil pesos y pudo sacarlo libre, enviándole en
plan de estudios
a
Europa, donde
recorrió varios países y recién
regresó a Guayaquil en 1.872.
El 19 de octubre del 73, Juan Bautista Rolando, Tomás
Gagiiardo, Nicolás Infante, Miguel Valverde y Federico
Proaño fundaron el
periódico "La Nueva Era", combativo y mordaz, donde
Infante se dio a conocer como hombre culto, que hablaba
francés e
inglés
a la perfección. Valverde y Proaño fueron apresados
a causa de una publicación que el Dr. Antonio Borrero hizo
insertar desde Cuenca y el gobierno estimó subversiva.
Infante tuvo que esconderse para no correr igual suerte. Ya era
un sujeto notable, que gozaba de la amistad
personal de Juan
Montalvo y de Eloy Alfaro.
En 1.875 se produjo el asesinato de García Moreno y
subió Borrero al
poder, quien
debía tener numerosos motivos de gratitud para los
redactores de "La Nueva Epoca", que tres años antes
habían ocultado a la
dictadura
quien era el autor del artículo que costó el
destierro de Valverde y Proaño, pero el nuevo presidente
no fue grato ni complaciente con ellos, ni con el
liberalismo
que exigía la derogatoria de la
Constitución de 1.869, considerada con toda
justicia una
traición a los
principios
republicanos de entonces.
Por eso, el 2 de mayo de 1.876, Infante acaudilló un
golpe de
estado en Guayaquil y fue proclamado "jefe Supremo del gran
partido Liberal, para contener el crimen terrorista que amenazaba
apoderarse por completo de la
República", según dijo la proclama; pero, al
fracasar, tuvo que asilarse en el Consulado de
Francia.
El día 28 salió deportado al Callao sin
esperanzas de un pronto regreso pero a los cuatro meses el
General Ignacio de Veintemilla encabezó una nueva
revolución, triunfó en Galte y Los Molinos y
asumió el poder.
Nuevamente en Guayaquil, colaboró con el régimen
sin aceptar ninguna
función
pública. En 1.877 se produjo el distanciamiento del
liberalismo que retiró su apoyo al nuevo gobierno y
pasó a la oposición. Infante sufrió varias
persecuciones y hasta confinios en su hacienda "Soledad" en
Palenque, donde intimó con su media hermana
Luz Viteri
Díaz, en quien tuvo cinco hijos. Dicen los viejos
lugareños que se quisieron con gran pasión, hasta
que en 1.883 engrosó las filas del ejército
Regenerador de Eloy Alfaro, formado en Esmeraldas y
Manabí. En mayo estuvo en el campamento de Mapasingue
cercando a Guayaquil. El 9 de septiembre entró entre los
triunfadores y recibió el grado de Coronel Efectivo.
Entonces pidió la baja del
servicio y se
retiró nuevamente a su hacienda, dedicándose al
cultivo del campo y a la cría de ganado.
En 1.884, los conservadores obtuvieron mayoría de votos
en el Congreso y eligieron Presidente al Dr. José
María Plácido Caamaño. Los liberales fueron
injustamente postergados e iniciaron la oposición.
Eloy Alfaro logró adquirir un vapor que denominó
"Alajuela" y con Luis Vargas Torres insureccionó
Esmeraldas. Para apoyarlos, la noche del 14 de noviembre, Emilio
Estrada Carmona, Francisco Borja Lavayen, Marco Alfaro,
José Gabriel Moncayo y Eduardo Hidalgo Arbeláez se
reunieron en la casa de la hacienda "Victoria" al lado del
río Chapulo, de
propiedad de
la ñata Gamarra (María Gamarra Elizondo de Hidalgo)
y juraron luchar hasta obtener la
libertad del
país. A este gesto se conoce con el nombre de "Juramento
de los Chapulos", nombre que desde ese día tomaron para si
los revolucionarios.
l día 15 Marco Alfaro invitó al general Mariano
Barona a celebrar una
entrevista en
el sitio "El Aromo", comprometiéndose este último a
verificar un
movimiento
revolucionario en Babahoyo, que al no producirse,
circunscribió el ámbito de la sublevación a
la zona de Palenque y sus alrededores, donde los hermanos Justo y
Nicolás Infante disponían de numerosa gente y
caballos para iniciar la revuelta.
El 22 los Chapulos desconocieron el
gobierno de
Caamaño, nombrando a Eloy Alfaro encargado del mando
supremo con la suma de facultades necesarias para ejercer el
poder
público y declararon vigente la
Constitución de 1.878. Nicolás
Infante fue designado Jefe de
Operaciones en la
provincia de Los Ríos. Ese día los revolucionarios
entraron sin
resistencia a
Palenque.
El 23 pasaron el río Palenque a dos leguas de la
población de Vinces, que tomaron por asalto
a las cuatro de la tarde, haciéndose de gran cantidad de
armas y
municiones y como tuvieran
noticias de
que se estaba organizando una partida de hombres armados por el
gobierno en Baba, con gente llegada de Guayaquil y reclutas de
los contornos al mando de Eloy Montalvo, resolvieron regresar a
Palenque, de donde siguieron hasta Balzar, que también
tomaron sin mayor resistencia el día 26.
Estando allí los principales Jefes de la
sublevación a Infante aconsejaron partir a Manabí,
provincia en la que posiblemente encontrarían un mejor
ambiente, pero
como no quería abandonar a su
familia, se
negó a ello, perdiéndose la oportunidad de
proseguir la lucha en un ambiente más favorable.
El día 27 emprendieron los Chapulos, con mala voluntad,
la contramarcha a Palenque y llegaron al sitio la Breña,
sobre el río Macul, a la caída de la tarde, tomando
posiciones para que las fuerzas de Montalvo pudieran vadear el
río. El 28 avanzaron a la Bolsa y se enteraron que
numerosos veteranos, bien armados y montados acompañaban a
Montalvo, que había ofrecido bailar sobre los
cadáveres de los Chapulos.
Entonces Infante ordenó posesionarse a su gente del
sitio Maculillo, que corre por entre las lomas cortadas por un
estrecho camino que desciende al río, donde
sorprendió el 8 de diciembre a los 70 soldados
gobiernistas en el momento más inesperado para ellos,
cuando se habían detenido a abrevar sus caballos. La
victoria fue total pues el enemigo gobiernista fue diezmado sin
defensa posible y aunque unos pocos contestaron los fuegos,
terminaron por huir dentro de la montaña en el más
completo desbande, siendo tomados prisioneros.
Entre tanto, Alfaro había fracasado en la madrugada del
6 de diciembre en las aguas de Balsamaragua y huía con
otros revolucionarios a través de las montañas de
Manabí y Esmeraldas hasta repasar la
frontera con
Colombia.
De allí en adelante, libres ya, las autoridades de
Guayaquil de ese peligro, se dieron cuenta que
necesitarían de un fuerte contingente armado para sofocar
la
revolución. El experimentado General
Secundino Darquea aceptó la
misión y
pasó a la provincia de Los Ríos el 8 de diciembre
con el ánimo de capturar a los Chapules. Aún
entonces, ellos pudieron seguir a Manabí como era la
voluntad de la mayoría, pero nuevamente el criterio de
Infante se impuso y retornaron a Palenque, perdiendo algunos
valiosos días en descansar, hasta el 11 de diciembre, que
ocuparon la casa de la hacienda Piscano,
propiedad de
los Aspiazu (Pedro Aspiazu Cotoy su hijo José María
Aspiazu Andrade).
Desde allí indagaron los movimientos de Darquea, hasta
que en la tarde del 14 unos 40 revolucionarios fueron
sorprendidos por las avanzadas enemigas, mientras tranquilamente
almorzaban y tuvieron que retirarse casi en desorden. Tal fue la
acción
de la pampa de Piscano, que ha pasado a la
historia como el comienzo
del fin de esta revolución gloriosa, aunque en este
encuentro mataron a 16 soldados gobiernistas, pero los restantes
llegaron a Palenque.
A las seis de la tarde los derrotados llegaron a la hacienda
Soledad de propiedad de Infante, donde este concibió el
temerario
plan de entrar a
Palenque y dispersar a la caballada de Darquea, lo que se
consiguió con ocho hombres solamente, en acción
suicida, donde encontró
la muerte el
valeroso Manuel Cerezo. Dicho golpe de audacia produjo la
reacción de los gobiernistas, quienes comisionaron a
José Montero para que tomara el ganado de propiedad de
Infante y arriara con él, contestando un golpe de
guerra con una
expoliación.
El 15 se enteraron los Chapulos del asesinato del Coronel
Rafael Anda y de su asistente el Mayor Mariano Rendón,
quienes habían sido sorprendidos en la hacienda Piscano y
disparados por las espaldas.
El 20, considerando que solamente se encontraban a veinte
cuadras de las fuerzas de Darquea decidieron retirarse hacia los
sitios la Yuca, Vuelta Alta, la hacienda Vinces de los Aspiazu y
el sitio playa de Lima, que ocuparon a las cuatro de la tarde,
donde se dio un largo tiroteo, que también les fue
desfavorable.
Ese día 20, un
grupo Chapulo,
al mando de José Gabriel Moncayo fue derrotado en el sitio
Playa de Lima, cerca de Quevedo, muriendo en esta acción
el joven Moncayo.
Entonces, derrotados y sin pertrechos suficientes, Infante y
sus últimos compañeros decidieron por fin salir a
las montañas de Quevedo y por allí perderse hasta
el sitio Castillo Encantado de la provincia de Manabí, en
la esperanza de encontrar refuerzos. Al efecto, con su
Estado Mayor
se retiró a la hacienda Soledad donde le estaba esperando
su media hermana y prepararon la fuga por el río, pero la
canoa de ella se retrasó, perdieron un valiosísimo
tiempo y
llegaron a Vuelta Larga, donde un remolino los hizo volcar contra
una palizada. Entonces, mojados y sin pertrechos, recibieron la
ayuda de José María Aspiazu Andrade quien
prometió regresar con gente de sus haciendas.
Mientras tanto sacrificaron una res (hicieron un llamao
montubio) en tierras de Angel María Castro, amigo
personal de
Infante, traidor que por
dinero le
vendió pues dijo que regresaría con un cafecito y
lo que hizo fue ir hasta Palenque y regresar con gente armada al
sitio Playa de Limón, donde les sorprendió una
partida gobiernista comandada por el chileno Alejandro Hurel y
produjo la captura de Nicolás y Justo Infante, su hijo
Pedro Infante, Emilio Estrada, Marco Alfaro, Francisco Borja
Lavayen, Fernando y Luis Felipe Luna, José Benigno
Sotomayor Nadal, R. Limones y R. Salomón.
El Comandante Hurel los condujo presos a la hacienda Soledad y
allí, amarrados y a pie, fueron llevados hacia Palenque,
arribando el 31 de diciembre. Esa tarde se inició un
juicio sumarísimo que terminó en sentencia de
muerte por
fusilamiento para Infante, a pesar que la Constitución
prohibía esa pena por
delitos
políticos y que existía un Indulto General de por
medio. (1)
A las nueve de la mañana del 1°. De enero de 1.885
le armaron una Capilla ardiente en el Interior de la
pequeña celda que ocupaba. Dos grandes cirios y un
crucifijo convirtieron el lugar en sitio de expiación y
muerte. Infante pidió recado de escribir, hizo testamento,
ordenó sus asuntos particulares, reconoció deudas,
declaró acreencias y expresó que no era
Católico practicante. A las once recibió a una
mujer del pueblo
que le llevó el almuerzo y lo rechazó riendo "Para
qué, esta noche cenaré con Plutón en los
infiernos" luego despidió al Párroco de Palenque,
Presbítero Julián D'Stéfano, Capellán
del ejército, que intentó confesarlo. A las doce
salió vestido de negro y la cabeza cubierta con un
sombrero Jipijapa con
(1) Con fecha 27 de diciembre de 1.884 el General Secundino
Darquea Iturralde había decretado un Indulto General de
los facciosos, con tal que se presentaren a las autoridades de
los pueblos inmediatos y entregaren sus armas y municiones.
Darquea pensaba que con tal muestra de
generosidad convencería a los Chapulos, pero no fue
así pues tras el fusilamiento de Infante se tornó
general la insurreción en toda la zona norte de la
provincia de Los Ríos, alterándose la tranquilidad
de la costa hasta 1.886.
cinta roja, maniatado y entre dos sacerdotes, caminando hasta
la explanada que precede al pórtico del cementerio.
Poco antes había escrito "Hoy levantan el cadalso para
exterminar conmigo el brote fecundo de la
libertad. No
lo conseguirán. Quedan hombres altivos y valientes que no
se acobardan porque vean correr a borbotones mi
sangre, dentro de
un momento teñ
irán en
ella la enseña de la rebelión y volaran al campo de
batalla a luchar por la
conquista
santa de la Diosa Libertad, oprimida hoy por los verdugos de la
Patria".
Paró el cortejo, se oyó el redoble de tambores y
cornetas. Un oficial quiso vendarlo y protestó. "Eso nunca
lo permitiré, quiero ver salir la bala que me
arrancará la vida" pero cedió ante la insistencia
solamente para cumplir el reglamento militar y sacó su
pañuelo de seda
color rojo,
regalo de
la mujer amada y
del color de la bandera del partido Liberal Radical en el que
militaba y con él fue vendado.
Enseguida se escuchó la descarga fatal. Un oficial se
acercó y le disparó dos veces más en la
frente. Su cadáver fue enterrado en Palenque, sin mayor
ruido y fuera
de sitio (el cementerio) por no haberse confesado y comulgado
según el rito católico.
Emilio Estrada escribió en prisión el siguiente
poema: // Ved como el héroe entre cadenas traído /
Marcha al cadalso por su hermano alzado /¿Qué
crimen cometió, cuál su
pecado? /
Luchar por libertad y ser vencido. // Luego describió el
fusilamiento con las siguientes palabras: "Quedó solo, de
pie, altivo, mártir representando la
dignidad
nacional pisoteada y rechazada por las autoridades constituidas.
Seis u ocho disparos destrozaron su pecho y cayó del lado
derecho, creo que muerto ya; sin embargo, un sargento, apoyando
su rifle en la frente del cadáver, disparó dos
tiros más.
Era alto y delgado, parecía prematuramente envejecido
pues aún no cumplía treinta y nueve años
cuando murió fusilado. Usaba una barba larga y poblada,
nariz recta, ojos penetrantes, temperamento nervioso y cuerpo
musculado. Fácil para la palabra, atento y amistoso,
querido por sus subalternos, dueño de numerosas arboledas
de cacao, quien pudo ser un petimetre fue un luchador, un
rebelde, un intelectual, lector de Clásicos griegos y
latinos, políglota".
Infante fue muy unido a su hermana Jacinta Infante
Díaz, quien solía protegerlo durante sus
persecuciones, en su hacienda de Palenque.
Las guerrillas continuaron dos años más. El
Comandante Alfredo González quiso asesinar al Presidente
Caamaño en Yaguachi pero solo atinó a matar al
Edecán. Entonces se retiró a la provincia de Los
Ríos, combatió en Pise y en Cauje y murió a
traición en Palenque, por un disparo que le hizo Jacinto
León. El 8 de abril de 1.886 los Chapulos emergieron en
Quevedo y combatieron con éxitos inciertos en el Atascoso.
El gobierno fusiló al Comandante Manuel de Jesús
Luna en la plaza principal de Vinces. El Comandante Manuel Ruiz
Sandoval luchó en la Aurora el 17 de diciembre y al
día siguiente en Quinindé, donde fue derrotado con
Crispín Cerezo. En Guayaquil fusilaron al joven Amador
Viteri. Ruiz Sandoval fue acorralado el 27 de febrero de 1.887 en
el Guabito pero escapó y logró salir del
país por la frontera con Colombia, finalizando así
la revuelta. Entonces recobraron su libertad los
compañeros de Infante, que aún permanecían
presos en la cárcel pública de Guayaquil, con
excepción de Emilio Estrada, quien había logrado
fugar a
Panamá.
En el sitio del fusilamiento de Infante en Palenque se levanta
su busto en bronce que perenniza el recuerdo de sus heroicas
hazañas tras el juramento Chapulo.